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jueves, 31 de octubre de 2013

La inversión pública es 1/3 de los subsidios y el 3.6% del Gasto Primario Nacional.

Sin lugar a duda, los últimos diez años son la década ganada para los que cobran impuestos. La presión tributaria total se duplicó en el período 2002 / 2013, pasando de 20% (2002) a 40% (2013). La presión tributaria del gobierno nacional aumentó casi 17 puntos porcentuales en el período, pasando de 16.5% (2002) a 33.3% (2013). Al mismo tiempo, la presión tributaria provincial subió 3.2 puntos porcentuales, aumentando de 3.4% (2002) a 6.6% (2013). El aumento de la presión tributaria le permitió al gobierno nacional recaudar en forma extra  302.168 millones de dólares entre 2003 y 2012. 

El incremento de la presión tributaria no se tradujo en ahorro fiscal, ya que el resultado fiscal se fue deteriorando año tras año desde 2004 a la fecha. El gobierno nacional se “comió” 5 puntos porcentuales del producto, ya que se pasó de un superávit fiscal de 2.6% (2004) a un déficit de 2.5% (2013) del PBI. Paralelamente, las provincias pasaron de un superávit financiero de 1.0% (2004) a un déficit de 0.5% (2013) del PBI. 

El deterioro fiscal en ambas esferas del Estado (Nación y Provincias) se debe a que el peso del gasto público en términos del PBI aumentó más que la presión tributaria. En la esfera nacional el peso relativo del gasto primario en relación al producto se incrementó 15.1 puntos porcentuales, pasando de 16.9% (2002) a 32% (2013). A nivel provincial el gasto primario subió 5.4 puntos porcentuales, incrementándose de 10.4% (2002) a 15.8% (2013).


A pesar del aumento en la presión tributaria y el incremento del gasto público, Argentina es uno de los países de la región que menos gasta en inversión pública.  De acuerdo con las estadísticas de CEPAL, la inversión pública en Argentina ascendió a 2.8% del PBI en 2012, lo cual la ubica sexta el ranking de Sudamérica en donde es superada por Ecuador (10.5%); Bolivia (9.9%); Perú (6.3%); Uruguay (4.4%) y Colombia (4.3%). 

El nivel de inversión estatal en Argentina es muy inferior al adecuado. Se estima que como mínimo sería necesario una inversión pública en torno al 3.0% del PBI para poder mantener el inventario de capital invariable. A su vez, durante dos décadas se necesitaría una inversión pública de 4.0%/6.0% del PBI para poder reproducir el proceso de desarrollo de economías asiáticas como por ejemplo Corea del Sur. 


La inversión pública en relación al producto es insuficiente porque el gasto en inversión tiene muy bajo peso relativo dentro de la estructura relativa de gasto tanto a nivel nacional como provincial. En el período 2003/2013 la inversión pública promedió 3.6% del gasto primario nacional y 10.9% de las erogaciones primarias provinciales, lo cual no representa ningún salto de calidad en comparación a los ‘90s. De hecho a nivel provincial , el peso relativo de la inversión en relación al gasto primario total es el mismo que en los 90s. 


Sin embargo, el insuficiente gasto en inversión pública (sobre todo) a nivel nacional queda en evidencia cuando se compara el gasto en inversión con el gasto en subsidios. En 2005 el sector público nacional gastaba lo mismo en inversión pública que en subsidios. Por el contrario, en los últimos tres años el gasto en subsidios ha más que triplicado el gasto es inversión. Puntualmente, en 2013 el gasto en subsidios ascendería a $125.000 MM, lo cual más que triplica la inversión pública nacional que ascendería  “sólo” $42.327 MM.



En pocas palabras, los actuales niveles de inversión pública en Argentina son insuficientes no sólo para iniciar un camino de desarrollo económico sustentable en el largo plazo, sino que no alcanzan para mantener el stock de capital constante; por ende no debería sorprender a nadie el deterioro de los servicios públicos. 

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